miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡Ya tenemos logo ganador!

Después de un mes de votaciones, ¡por fin tenemos los resultados del concurso para crear el logo del grupo!

Antes que nada, queremos agradecerle a todas estas personas por haber enviado su logo al concurso: 
Aldo Merlo
Alejandra Martínez
Alfonso Carbajal
Arturo Olvera
Claudia V.
Diego A. Contreras
Diego Roldán

Ilse Valverde
Mariana Luján
María Ayala
Natalia Pérez
Raul Caballero
Ricardo I. Peraza
Víctor R. González
Yadira Caballero

Fue una muy difícil decisión tratar de escoger el mejor logo entre las 33 propuestas que recibimos de estas 15 personas, puesto que cada propuesta está muy interesante. Pero, por fin, nuestro logo ganador es el capulinero que envió Yadira Caballero. ¡Muchas felicidades, Yadira!


 El reñido segundo lugar lo obtuvo Diego Roldán, con su diseño que incluía a Darwin pajareando.


Y el tercer lugar lo obtuvo Arturo Olvera con su diseño del cardenalito. 


Una vez más, muchas gracias a todos. Les avisamos que se entregarán premios a los primeros tres lugares así como certificados a todos los participantes el lunes 12 de diciembre en la Facultad de Ciencias de la UNAM. El lugar exacto y la hora todavía están por confirmarse, así que, por favor, estén al pendiente.








lunes, 7 de noviembre de 2011

Pajarear no es sólo hacer una lista (ni cercanamente)

Por Coral Cruz González Luna

Me sentí con ánimo de escribir esta pequeña reflexión después de mis dos pajareadas con el grupo de AvesFC. Antes de eso ya llevaba un rato con ganas de ir a pajarear, pero confieso que las mañanas no son lo mío, levantarme temprano y más aún en fin de semana, era una idea un poco retadora (si no aterradora).
Pero el día llegó y fui capaz de despertarme y alistarme, en esa ocasión la cita era en el Jardin Botánico de la UNAM. Cuando llegué ya estaba el grupo reunido, muchachos y muchachas sonrientes y relucientes (no como yo, con ojeras), armados con sus binoculares y sus guías. Apenas llegué y fui recibida con toda la información que necesitaba: cómo usar los binoculares, cómo pajarear, qué verle a las aves, cómo usar las guías, etc., información necesaria para los novatos que deseamos iniciarnos en esto de la pajareada. Comenzamos entonces a caminar y a ver muchas muchas aves, que si una especie por aquí, otra por allá, todo acompañado de comentarios muy interesantes de los expertos en la materia. Finalmente terminamos, cruzamos información con el otro grupo (pues nos dividimos por ser tantos) y decidimos ir a desayunar.
Al “salir” a la ciudad empecé a ver todos los autos, el metrobús atascado, la gente de aquí para allá, unos enojados, otros amargados, neuróticos manejando, quizás uno que otro sonriente, pero sólo entonces me di cuenta que aquel pajareo mañanero había sido como estar en otra dimensión, me pude salir un momento de esa intensidad citadina que caracteriza al DF.
El simple hecho de observar la naturaleza, oirla, olerla, caminar entre ella, asombrarnos por las especies de aves que veíamos, por la diversidad, por la vida en todo su esplendor (no dicen pues que los niños son niños porque no se dejan de asombrar). Todo esto fue suficiente para sentir una satisfacción muy grande que derivó en una tranquilidad y en un sentimiento de felicidad y paz. Y eso tan sólo a unos pasos de la “cotidianeidad” de la ciudad monstruo y la gente que la habita.
La segunda pajareada fue por demás increible, nos subimos a la trajinera y andamos ¡a ver aves!, era un día despejado, veíamos los volcanes, los canales de Xochi, las aves acuáticas, las migratorias, las residentes. Y todo era tan sorprendente porque estábamos, de nuevo, a sólo unos pasos de ciudad monstruo, incluso su barullo se escuchaba, los coches, los frenones, los camiones, los aviones...
Y todo esto me dejó la reflexión que estoy haciendo. En efecto cada pajareada se genera una lista de las especies, contribuimos así al conocimiento y monitoreo de la vida silvestre, en particular de las aves. Pero más aún cada pajareada nos hace más consciencia de cómo somos parte de la naturaleza y de que estamos rodeados de seres vivos, aún cuando dentro de las ciudades y la urbanización todo parezca querernos hacer olvidarlo.
¿Cómo es que observar la naturaleza nos puede dar satisfacciones o nos puede hacer más conscientes? La primera respuesta es una cuestión de sensibilidad personal, cada contexto ha moldeado a cada persona y claramente los integrantes del grupo y en particular aquellos asiduos a las pajareadas van por gusto y disfrutan enormemente de la actividad. Pero el punto de la reflexión radica en torno a la segunda pregunta: es el hecho de cómo ser sensible a los seres vivos te hace ser harina de otro costal y eso es lo que notas al “regresar” a ciudad mounstro después de cada pajareada. Vamos y vemos aves dentro del entorno natural-urbano que les queda, en primer lugar nos damos cuenta de que ellas están vivas como nosotros y en segundo es inevitable una reflexión en torno a nuestros actos y sus consecuencias para los otros seres vivos, y ésto es a lo que me refiero cuando digo que las pajareadas nos hacen ser más conscientes.
Nos tacharán de románticos o más probablemente de locos por dedicar tiempo a “sólo ir a ver aves (¿¿aves??)”, pero lo que no es evidente es que al hacernos sensibles a la naturaleza, también nos hacemos más críticos a la sociedad, a esta sociedad en la que vivimos, totalmente enajenada del sitio donde ocurre y de las consecuencias de los patrones de consumo que la caracterizan. Vemos con nuestros propios ojos que no estamos aislados de los ecosistemas, que somos parte de ellos, que requerimos de ellos. Admirar la persistencia de la vida nos hace ser más responsables.
Ir a ver aves es una manera de hacer un cambio y eso dista mucho de sólo hacer listas. Una felicitación a todos los miembros de este y de otros grupos dedicados a la observación de la naturaleza, pues son semilleros de gente con otra visión de su entorno y por lo tanto de sí mismos y de sus actos (¡o al menos eso quiero pensar!).


jueves, 3 de noviembre de 2011

Por llegar tarde

Por Alfonsina Hernández

El domingo 23 de octubre que fueron a Xochimilco, los extrañé. Ya no pude llegar a las trajineras, se me hizo tardecín. Pero pues de todos modos me animé a ir al PEX y pagar la entrada de $25. Fui con mi madre, llegamos a las 10:50 de la mañana y terminamos a la 1:45. Les paso la lista. Había varios patos y otros cuantos mosqueros que... sepa la bola cuáles eran.
¡Un abrazo a todos y que tengan muy buena semana!

Podilymbus podiceps, Ardea herodias, Ardea alba, Egretta thula, Butorides virescens, Nycticorax nycticorax, Plegadis chihi, Falco sparverius, Gallinula galeata, Fulica americana, Zenaida macroura, Megaceryle alcyon, Pyrocephalus rubinus, Psaltriparus minimus, Thryomanes bewickii, Regulus calendula, Turdus migratorius, Toxostoma curvirostre, Mniotilta varia, Oreothlypis ruficapilla, Cardellina pusilla, Quiscalus mexicanus, Carpodacus mexicanus y Spinus psaltria.

Tierra a la vista, o de cómo nos subimos a las trajineras


Egretta tricolor
Foto de Abril Heredia
Para pajarear el 23 de octubre decidimos ir al embarcadero de Cuemanco e ir en un recorrido en trajinera. Esta vez fuimos 9 personas y comenzamos a las 8:30 de la mañana. Fue un recorrido diferente a lo que antes habíamos hecho y pudimos ver muchas especies diferentes.

Esta es la lista de las especies que vimos:
Butorides virescens (5), Nycticorax nycticorax (30), Gallinula chloropus (>30), Ardea alba (5), Himantopus mexicanus (>30), Charadrius vociferus (13), Egretta tricolor (2), Podilymbus podiceps (11), Calidris minutillus (2), Anas platyrhyncos diazi (15), Oxyura jamaicensis (2), Egretta thula (18), Fulica americana (>100), Tyrannus vociferans (10), Megaceryle alcyon (3), Anas clypeata (6), Anas discors (10), Turdus rufopalliatus (2), Ardea herodias (30), Melospiza melodia (5), Dendroica sp. (1), Pyrocephalus rubinus (1 hembra), Dendrocygna autumnalis (9), Circus cyaneus (1 hembra), Recurvirostra americana (5), Hirundo rustica (12), Calidris sp. (>100), Plegadis chihi (2), Actitis macularius (6), Polioptila caerulea (2), Geothlypis trichas (2), Vermivora ruficapilla (1), Toxostoma curvirostre (2), Quiscalus mexicanus (>30) y Tringa solitaria (1).
Los ejemplares que vimos de Dendrocygna autumnalis eran una familia, los dos padres con sus 7 polluelos.  
 
Ardea alba
Foto de Abril Heredia